Hace mucho tiempo que quiero ser fallera, no recuerdo ni desde cuando, pero nunca he terminado de concretar ese deseo. Ser de una falla me parece algo realmente exigente, las fallas tienen actividades muy diversas durante todo el año y yo, que soy una de esas personas incapaz de hacer las cosas a medias, bien sé que si me apuntara a una falla ya no volvería a tener ni un día libre en la agenda.
Quiero ser fallera y tener un traje precioso. Miro cada marzo a las falleras con envidia, porque de todas las edades, tallas o colores de piel, absolutamente todas van preciosas. Las falleras con sus atuendos son capaces de transportarnos a otra época y conectarnos con la historia de nuestra tierra, su indumentaria es una declaración de identidad y pertenencia. Imagino que participar de la fiesta vistiendo uno de esos trajes tiene que ser maravilloso, aunque muy sacrificado por el peso e incomodidad. Aunque supongo que compensa ser parte de una historia viva, un eslabón en la cadena de generaciones que han preservado las tradiciones de nuestro pueblo valenciano.
Sin embargo, mi interés no se detiene en la superficie estética de la festividad. Las fallas, en su esencia, son entidades de dinamización cultural y un espacio para el fortalecimiento de las relaciones sociales y la cohesión comunitaria, incluso más allá de las fiestas josefinas. Las fallas son capaces de articular, cuando es necesario, la solidaridad entre iguales mediante campañas o acciones urgentes cuando se da algún suceso grave, como el reciente incendio en Campanar, en el que las fallas del barrio fueron las primeras en ofrecer ayuda a las personas afectadas.
Esta capacidad de reunir a la gente tanto fuera como dentro de la celebración es, para mí, uno de los aspectos más hermosos de las Fallas. Debe ser reconfortante el sentimiento de pertenencia que aporta el colectivo de la falla, que además te acerca a tus vecinos y vecinas.
Quiero ser fallera, pero tengo que elegir la falla más adecuada para mí. Durante estas fiestas he imaginado estar contestando un test imaginario que diría algo así como ‘¿Cuál es tu falla ideal?’, como si se tratara de una de esas revistas adolescentes. Tengo una serie de criterios que para mí son importantes. Por ejemplo, es crucial que mantenga la tradición de la verbena abierta al público. Cuando en algunas agrupaciones están apostando por la exclusividad, valoro profundamente aquellas comisiones que se esfuerzan por acercar la fiesta al barrio. Las fiestas son, en esencia, compartir con la comunidad, por eso, la apertura y la generosidad son fundamentales.
En fallas tengo la sensación de que estas son verdaderamente las fiestas de este pueblo. En el núcleo urbano, para todo el mundo, con una verbena en cada esquina. Inevitablemente, contrastan con las fiestas mal llamadas ‘patronales’, cerradas y distantes, alejadas del corazón del pueblo —física y emocionalmente— que preservan el peor lado de la tradición, lo anticuado y bárbaro, el maltrato animal.
Por otra parte, la comisión con la que yo podría hacer ‘match’ debe mostrar un compromiso con la creación de un monumento fallero interesante acorde al tamaño y las capacidades de la comisión. Aunque lo que realmente captura mi interés es la crítica social y política ingeniosa e incisiva que desafía al poder establecido, manteniéndose fiel al espíritu original de las Fallas. Esta crítica debe ser inteligente y punzante, pero siempre desde el respeto y sin caer en la humillación de colectivos discriminados o en el cuñadismo ramplón.
Por último, mi afición por el arte y las manualidades me lleva a buscar comisiones que pongan especial énfasis en la decoración de la calle y en los disfraces de la cabalgata. ¡Estará complicado! Este año ha habido muchísimo nivel en todas y me alegro, porque creo firmemente que el arte y la creatividad son herramientas poderosas para fomentar la participación y el sentido de pertenencia.
Mientras sigo pensando si este será el año en el que me apunte a una falla y a cuál será, quiero felicitar a todas las comisiones falleras del municipio por su esfuerzo y dedicación en las recientes fiestas que han sido todo un éxito.
